Un tren que lleva al mar,
su recorrido termina en las olas,
se pierde entre la arena,
se difumina en el horizonte.
Un tren que me transporta a la ciudad,
me pasea por las luces tenues del anochecer,
impregna en mi piel el aire renovado,
los sabores anaranjados.
Un tren que conduce a un bosque,
donde me permito soñar en la glorieta,
sonreír antes de acostarme
y recordar que todo lo que palpo es verdad,
por fin verdad.
PH: Eileen Stalherm