lunes, 4 de junio de 2018

La casa se va quedando vacía

La casa se va quedando vacía.
Los almohadones pretenden tapar
donde hubo vida,
donde la alegría reinó.
Los espacios se hacen
cada vez más grandes
y los muebles inertes
se hacen más fríos.
Las fotos se borronean,
los sueños repiten una y otra vez
lo que no quiere cerrar,
lo que no quiere morir.
Los silencios se hacen más profundos,
la música no llega a cubrir
todas las esquinas.
El invierno se hace más nublado,
los árboles se secan en la puerta,
las flores no tienen ganas
de iluminar con sus pétalos las ventanas.
La casa se está vaciando.
Las aves vuelan con demasiada rapidez,
los años pasan
y no sé a dónde se van
pero se escapan entre el mosquitero.
Ni los tangos que bailo sola,
bordeando las sillas de madera,
llenan de energía
los pisos fríos.
Quizás por eso
festejamos tanto cada invitado
tratamos de que se escuchen risas,
llenamos las mesas con tés
y budines por la tarde.
Carnes y empanadas
los mediodías.
La casa se va quedando vacía
y los espacios nos huelen
a los que ya no están...