No
hay nada más decepcionante,
Que
una flor sin olor,
Igual
que una pared sin pintura,
Igual
que un marco sin fotografía.
Y
verla ahí tan sola,
Sin
oídos a los que perfumar,
Con
su canto dulce y suave,
De
juventud consumada.
Sin
embargo los pétalos negros,
Antes
tan rosados,
Piden
tregua,
Porque
saben que han envejecido.
Y
la pobre flor se queda
Contemplando
el amanecer
De
su vivir como mariposa.
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