viernes, 21 de noviembre de 2014

El amanecer de una flor


No hay nada más decepcionante,
Que una flor sin olor,
Igual que una pared sin pintura,
Igual que un marco sin fotografía.
Y verla ahí tan sola,
Sin oídos a los que perfumar,
Con su canto dulce y suave,
De juventud consumada.
Sin embargo los pétalos negros,
Antes tan rosados,
Piden tregua,
Porque saben que han envejecido.
Y la pobre flor se queda
Contemplando el amanecer
De su vivir como mariposa.

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