sábado, 7 de abril de 2018

Insomnio

Más vale, al insomnio,
ponerle nombre y apellido.
Asignarle un horario laboral.
Digamos, a partir de las nueve a.m.
hasta las tres de la mañana.
Atribuirle un color:
el azul de la tristeza,
el negro de la muerte.
Encontrar los factores determinantes:
estrés, desamor y tecnología.
Más vale, al insomnio,
ponerle nombre y apellido,
y por qué no,
un lindo apodo.
Crearle una cuenta en Instagram
y subir fotos de él
teniendo éxito en su trabajo.
Acá, con Mariana,
que está triste por la partida de su gato.
Acá, con Joaquín,
que no pudo soltar la serie nueva de Netflix.
Con Romina,
que tiene el Whatsapp abierto hace media hora
en la conversación con su ex.
Más vale, al insomnio,
ponerle nombre y apellido,
para poder hacerle frente.


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